Guía de lectura: Teresa de Cartagena

1. Describe la familia de Teresa de Cartagena. ¿Qué significa ser converso (cristiano nuevo)?

 

2. ¿De qué trata Cartagena en su primera obra Arboleda de los enfermos? ¿Cómo reaccionaron los lectores? ¿De qué se la acusó?

 

3. ¿Para quién le escribe Cartagena su segunda obra, Admiración operum Dei? ¿Por qué? ¿Qué otra importancia puede tener?

 

4. ¿De qué trata esta primera parte (40-43)? ¿Cuál es el tono? ¿Qué imágenas emplea Cartagena para ilustrar sus ideas?

 

5. ¿Cómo defiende la capacidad intelectual de la mujer? Escribe una lista de las ideas principales que Cartagena utiliza en su defensa.

 

6. ¿Cómo explica Cartagena las diferencias entre el hombre y la mujer? ¿Cuáles son las imágenes que emplea para ilustrarlas? ¿Por qué, según ella, hay estas diferencias? ¿Son negativas o positivas?

 

7. ¿Con qué compara Cartagena el ejemplo de la mujer que deja su casa todo el día y no regresa hasta la noche? ¿Qué comunica Cartagena esta comparación?

 

8. ¿Cuáles son algunas estrategias textuales empleadas por Cartagena? Hay ejemplos de ironía o contradicciones en su obra? Da ejemplos.

 

Teresa de Cartagena

Arboleda de los enfermos (selecciones)

E no syn razón me enojan algunas personas quando me ruegan y dizen: "Yd a fulanos qu’os quieren ver e aunque vós no lo oygaes, oyrán ellos a vós." E bien conosco que se me dize con buena amistat e synpleza apartada de toda maliçia, mas ni por esto dexo de me enojar, conosçiendo claramente qu’el ablar es prolixo sin el oyr…el fablar syn el oyr no vale nada nin faze otro bien acreçentar tormento a su dueño. (citada en Deyermond, "Spain’s First Women Writers", 38)

…E paresçe haber acaesçido a mí lo que vehemos acaesçer cuando fablan muchos en un tropel y les paresçe que en otra parte oyen voces. Ca fazen señal con la mano porque callen y escuchan, e ansí tienen silençio por mejor poder entender las voces que en otra parte les paresçe responder. E algunos hay; que no atendiendo prudentemente que aquel fin porque les mandan callar, que puede ser cosa que mucho les cunple saber, no dejan por eso de palabrear.

    Pero si entr’ellos está algund hombre discreto e conosçe que aquellas voces trahen algund provecho en las oir, faze señal con el dedo en la boca, e así les da a entender que les cumple callar, y estonces çesa del todo su nesçia porfía. E aunque les pesa, tienen silençio, mayormente si el que faze estas señas es persona a quien deben temor e obidençia. Donde se sigue que escuchan por fuerça lo que de grado escuchar no querían. E así yo, estando envuelta en el tropel de las fablas mundanas e bien rebuelto e atado mi entendimiento en el cuidado de aquellas, no podía oyr las voces de la santa dotrina que la Escritura nos enseña e amonesta; mas la piadat de Dios que estaba comigo en este ya dicho tropel e con discreto acatamiento veía la mi perdición e cnosçía quánto era a mi salud conplidero çesar aquellas fablas para major entender lo que a mi salvaçión cumplía, hízome de la mano que callase… (de Bárbara Mujica, Antología de la literatura española: Edad Media, N.Y.: Joln Wiley and Sons, 1991, 182-83)