Bibibliografía anotada

Tracy Brown  

Smith, Colin and Roger Walker.  “Did the Infantes de Carrión intend to kill the Cid’s daughters?”  Bulletin of Hispanic Studies  56 (1979): 1-10. 

            El propósito de este artículo es de examinar si los Infantes de Carrión intentaron matar a las hijas del Cid.  No nos da una respuesta, sino le da al lector mucha evidencia que apoya las dos posturas.  En la época medieval, lo de que una persona tenía miedo no fue de la muerte sino de la deshonra; una <<muerte>> de su honor.  El hecho que las hijas no pudieran casarse otra vez, le habrían dado más deshonra a la familia que la muerte.  Entonces, la primera parte del artículo dice que <<no>> a la pregunta.  La segunda parte dice que <<sí>> porque el poeta nos dice tres veces en ocho versos que los Infantes por muertas las dexaron.  Es posible que se deba interpretarlo literalmente.  Hay otras razones que apoyan los dos campos, pero creo que esas dos son las más importantes.

            Este artículo es muy interesante.  Da mucho ejemplos para apoyar los dos campos de interpretación.  Ya no estoy segura de lo que creo, pero he pensado mucho en las ideas y le recomendaría el articulo a cualquier persona que quiera hacer su proyecto final sobre El Cid.

 

Kaplan, Gregory B.  “Innovation and Humor in Three of El Conde Lucanor’s Most Amusing Exemplos:  A Freudian Approach.”  Hispanófila  123 (1998):  1-15. 

            El Conde Lucanor no es totalmente la creación de Juan Manuel.  El enfoque central de este artículo es que lo que es original es el humorismo que usa Juan Manuel.  Su propósito es edificar, enseñar, y entretener.  Comprende que si el lector no está aburrido, la lección será más beneficiosa.  Además, Kaplan cree que a veces Manuel usa bromas tendenciosas, algo de que Freud habla en Jokes and Their Relation to the Unconscious.  Freud explica, “...tendentious jokes are especially favoured in order to make agressiveness or criticism possible against persons in exalted positions who claim to exercise authority...we laugh at..[these jokes] simply because we count rebellion against authority as a merit (104-05).  Kaplan habla de tres exemplos:  20, 31, y 32.  En exemplos 20 y 31, Manuel usa una(s) figura(s) cómica(s).  La ingenuidad de la(s) figura(s) cómica(s) causa la risa en el lector.  Esa ingenuidad permite que Manuel comunique la lección de Patronio.  En exemplo 32, Manuel usa una figura cómica derrotada.  Ese tipo de figura es ejemplo de lo que Freud llama una broma tendenciosa porque Manuel causa que el lector se ríe a temas moderadas como la ilegitimidad, el honor, y la conservación de la propiedad.  Aunque los exemplos de Manuel vienen de orígenes diferentes, por el uso del humor, se realiza su propósito de edificar y enseñar. 

            Estoy de acuerdo con el análisis de Kaplan.  Ofrece una manera diferente de estudiar  El Conde Lucanor.  Me hace pensar más en como se crea la comicidad en la obra y no solamente que existe.  Es decir, después de leer este artículo, el lector puede darse cuenta de las tretas técnicas de Manuel en su proceso de crear lo cómico en su obra.  La aproximación de Kaplan es extratextual.  Habla mucho de los textos de que derivan los temas del Conde Lucanor.  Por este artículo, se puede reconocer aun más el talento literario de Manuel.

 

Montgomery, Thomas.  “The Rhetoric of Solidarity in the Poema del Cid.”  MLN  102.2 (1987):  191-205. 

            El enfoque de este artículo es la solidaridad que crea el poeta por el uso del lenguaje, la ironía, y técnicas estilísticas.  Dice que el poema evoca la unanimidad de pensamiento y emociones.  La voz narrativa es omnisciente.  Eso conecta al lector con los personajes.  Hay declaraciones de la solidaridad por todo el poema.  Por ejemplo, en el principio, la gente de Burgos identifica con el Cid en llorar a causa de su expatriación.  Otro ejemplo es el uso de la palabra todo(s) que aparece 330 veces en el poema.  Además, es su propósito principal del artículo demostrar los usos de antítesis que crea la solidaridad.  El poema demuestra que hay dos grupos, nosotros que participamos con entendimiento, y ellos que participan sin el entendimiento.  Hay ironía dirigida hacia el segundo grupo, con excepción del rey y, generalmente, de los moros.  Montgomery dice que hay cuatro episodios irónicos:  la decepción contra Raquel y Vidas, la conquista de Alcocer, la humliación del conde de Barcelona, y la huida de los Infantes de Carrión del león.  Es evidente que hay solidaridad entre el lector y los del primer grupo, porque aunque el Cid hace cosas inmorales y maltrata a veces a sus enemigos y usa su entendimiento y su poder contra ellos, lo ve, “upright, the ideal knight and gentleman, brave, masculine,...generous, humble before God and the king, productive in the use of his wealth, modest in speech, kind even to his conquored enemies  (Montgomery, 203).   

            Creo que Montgomery hace muchas observaciones interesantes.  Es verdad que el lector identifica siempre con el Cid aunque a veces engaña y humilla.  No es popular pensar en el Cid de esta manera, pero el hecho de que no sea popular demuestra como talentoso es el poeta con su uso del lenguaje.  Tiene la habilidad de hacer que el lector piense específicamente lo que quiere:  de enfocar en el bien del Cid y de ignorar el mal que hace.  La aproximación de Montgomery es extratextual.  Habla mucho de la historia de España en el siglo doce y se refiere a otros comentarios sobre el Cid. 

Porlan, Alberto.  “El Cid ¿Héroe o mercenario?”  El 14 de marzo 2001.  www.moraira.org/cid.htm

            Porlan empieza este artículo preguntando si “estamos en condiciones de juzgar” al Cid, porque “El mundo en que vivió era tan distinto al nuestro e ignoramos tantas cosas sobre los motivos de sus decisiones”(Porlan, 1).  Sin embargo, continua con su observación de los hechos documentados no solamente en El poema del Cid, sino también en fuentes históricas.  Después de dejar a su mujer y a sus hijas en el monasterio de Cardeña y abandonar Castilla, el Cid “se inicia su interminable peripecia guerrera que concluirá con la toma de Valencia, se convirtió en algo muy parecido a un mercenario errante” (Porlan).  Porlan continua su artículo citando brevemente la historia de la vida del Cid.  Al fin, dice que el Cid no fue sanguinario, ni codicioso, ni soberbio.  Sin embargo, entre las crónicas árabes, “le califican como ‘el perro gallego’” (Porlan). 

            Creo que Porlan se contradice en este artículo.  Al principio, dice que no podemos juzgar al Cid porque vivió en un mundo diferente.  En medio del artículo, dice sin reservación que el Cid se convirtió en algo parecido a un mercenario errante.  Sin embargo, al fin, su conclusión es que no sabe si el Cid es culpable o inocente, pero sabe que no es sanguinario, codicioso, o soberbio.  Si su propósito fue mostrar las dos caras del Cid, no lo realizó.  Si fue a probar con evidencia su opinión, no lo realizó, tampoco.  La aproximación de Porlan es extratextual.  No se refiere a otros comentarios del Cid, sino habla de la historia de España en este período.

 

Herrera, Francisco José.  “La honra en La Celestina y sus continuaciones”.  El 20 de julio 1998.  parnaseo.uv.es/Lemir/Revista/Revista3/Laberin.html. 

            Herrera examina la evolución del concepto del honor en La Celestina y otras obras celestinescas.  El artículo empieza por explicar que aunque la mayoría del tiempo el amor y la bolsa tienen puestos importantes en La Celestina, a veces el concepto de honor tiene mayor importancia.  Explica que un fenómeno característico de esta época es la falta del sentido de honor.  Es decir, no designa ya algo subjetivo, sino objetivo.  El honor ya no depende del linaje, sino de las obras personales.  Calisto fue un “prototipo de joven de la época”.  Buen ejemplo de esto ocurre en el acto II cuando duda haber hecho bien al darle cien monedas a la alcahueta.  Sempronio responde, “Allende de remediar tu vida, ganaste muy gran honrra.  Y para qué es la fortuna favorable y próspera sino para servir a la honrra...” (La Celestina, II, pág. 58).  Cuando llega la noticia de la muerte de Sempronio y Pármeno se de cuenta de que ha perdido su honor.  Pues y bien siento mi honrra.  Pluguiera a Dios que fuera yo ellos y perdiera la vida, y no la honrra” (La Celestina, XIII, pág. 187).  Melibea cede a los requerimientos de Calisto, pero pretende salvar los restos de su honor, “tal que mi honrra no dañes con tus palabras” (La Celestina, X, pág. 155).  Celestina, por otro lado, no piensa nunca en el honor.  Además, Herrera comenta que el beneficio propio le mueve al uso y abuso del honor ajeno. 

            El artículo es interesante pero creo que hay muchas más ocasiones cuando el honor es algo importante, y Herrera no las menciona.  Por ejemplo, cuando Melibea se suicida.  Herrera trata otros textos similares, también, pero me da la impresión que su tema es demasiado grande de tratar más de una obra en un pequeño artículo.  Habría preferido un artículo que trata solamente el honor en La Celestina.  Sin embargo, es obviamente un estudio profesional que tiene mucho valor.  La aproximación de Herrera es extratextual.  Se refiere a muchos otros comentarios sobre La Celestina.

 

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