La
muñeca
por
Enrique Fernández
Parte III: vida de la princesa
Lea
esta sección con detenimiento antes de contestar las preguntas de comprensión
Por
las tardes Gertrudis y Benigna sentaban a la muñeca en una silla del jardín
bajo las palmeras, y Doña Gertrudis hacía a Benigna vestirse con cofia
y delantal blanco para servir el té en un juego de plata. Luego, cuando
Benigna volvía al interior de la casa, Gertrudis abría una revista y comenzaba
a leerle a la muñeca sus andanzas principescas: "Diana de Gales
viaja a la India donde es agasajada por un grupo de bailarines
locales", o "La princesa visita un hospital de niños vistiendo un
elegante traje de tarde de la casa Dior". No se limitaba a leerle
las revistas sino que también le alababa el nuevo peinado o le criticaba
el escote atrevido de la última recepción, le aconsejaba no fiarse
demasiado de su atrevida cuñada, o le informaba de los escándalos de
aquella otra princesa tan ordinaria que no se le podía ni comparar. Podían
pasar horas en amena conversación sólo interrumpida por la llegada
callada de Benigna a retirar el servicio de té o a sentarse en silencio a
respetuosa distancia.
Para
gran frustración de las fieles visitas, que mostraban mucho interés por ver a
la muñeca, Gertrudis sólo les permitía una rápida mirada a distancia. Ante
la insistente presión de las visitas por ver la muñeca, Gertrudis se fue
volviendo cada vez más celosa de su intimidad y gradualmente, con la
excusa de imaginarios dolores de cabeza, las partidas de parchís de las tardes cesaron.
En el pueblo la curiosidad por la muñeca había aumentado proporcionalmente y
circulaban historias fantásticas de que la muñeca agitaba ligeramente su pecho
como si respirara y que movía la cabeza asintiendo o negando, y otras aún más
descabelladas. Por una indiscreción de Benigna se supo de su lujosa ropa
interior de seda roja, lo que hizo a los hombres del casino fantasear en
sus tertulias y contarse inverosímiles aventuras de lejanos viajes a París.
Incluso algunas esposas pidieron por catálogo lencería que compitiese
con la de la muñeca.
Fue
un golpe terrible para Gertrudis y su muñeca enterarse de la infidelidad del príncipe
Carlos. "La otra", como Gertrudis se refería siempre a la
amante de Charles, no se podía comparar en absoluto con Diana, que era mucho más
fina, joven y de más categoría. Gertrudis le aconsejaba a la muñeca cómo
comportarse dignamente en la desgracia, y cariñosamente la regañaba
cuando le leía que los paparazzi la habían sorprendido en playas exóticas
con apuestos desconocidos que se rumoreaba eran sus amantes. El día
en que se hizo público el divorcio, Gertrudis y la muñeca, tomadas de la mano,
sin hablarse, lloraron juntas bajo las palmeras hasta que cayó la noche.
Pero
el golpe más terrible para las dos mujeres estaba aún por llegar. Se enteró
de la noticia por Benigna, quien decía haberla oído en la plaza al salir a
comprar: la princesa Diana había muerto en un accidente de auto en París.
Cuando por fin llegó la primera revista con las fotos del accidente, Gertrudis
salió al jardín a leérselas. Pero algo había cambiado, la muñeca no
prestaba atención a las palabras de Gertrudis, sus ojos no brillaban de rabia o
triunfo como antes, se limitaban a mirar vacíos como bolas de cristal. Era
evidente que estaba muerta. Gertrudis decidió acostarla en su cama y dispensó
a Benigna de dormir en la casa durante las noches. Por medio de Benigna consultó
con el párroco si sería posible darle sepultura a la muñeca en
su panteón familiar. La petición no era descabellada pues la familia de
Doña Gertrudis había donado mucho dinero para la construcción de la iglesia,
y ella personalmente había pagado el último arreglo del tejado. El párroco
acudió personalmente a casa de Doña Gertrudis a disuadirla de tal disparate
y terminó por negarse en rotundo a ello, aun consciente de que así perdía
futuras donaciones. Varios meses se sucedieron en este impasse, la
muñeca yaciendo en la cama mientras Doña Gertrudis intentaba encontrar
un lugar para enterrarla en sagrado. Sabía que no podía competir con el
fastuoso funeral que se había celebrado en Londres, pero había unos mínimos
requerimientos con los que cumplir.
Ahora,
conteste las siguientes preguntas:
¿Qué
hacía Gertrudis por las tardes?
a)
Le servía el té a Diana
b)
Conversaba con la muñeca
c)
Representaba las aventuras de Diana
¿Por
qué dejó Gertrudis de jugar al parchís?
a)
La muñeca no sabía jugar
b)
Estaba cansada de las visitas
c)Tenía
dolores de cabeza
¿Qué
falso rumor existía en el pueblo?
a)
La muca tenía ropa interior de seda roja
b)
La muñeca movía la cabeza y el pecho
c)
La muñeca compraba lencería por catálogo
¿Por
qúe lloró Gertrudis un día?
a)
Por la infidelidad de Charles
b)
Por la muerte de Diana
c)
Por el divorcio de Diana
¿Dónde
quería Gertrudis enterrar a la muñeca?
a)
En Londres
b)
Con los parientes de Gertrudis
c)
Dentro de la iglesia parroquial
Documento 3: una conversación entre vecinos
Antes
de la reunión del comité del casino, el tesorero y el vicepresidente charlaban
sobre la muñeca. Su conversación quedó registrada en la grabación oficial de
la sesión pero, debido a la mala calidad técnica del magnetófono, algunas
palabras no se pueden escuchar claramente. Con su conocimiento de los rumores
habituales que circulaban en el pueblo y de las costumbres de la muñeca, ayúdenos
a reconstruir las palabras perdidas:
Tesorero:
Pues a mí me han dicho que la muñeca mueve (1) __________ para seguir a la
gente que se mueve por la habitación. [la
cabeza / los ojos / las manos / los pies]
Vicepresidente:
¡Eso no es cierto! Pero si uno se acerca a ella, se puede ver que su se levanta
(3) __________ al respirar. Además, he oído decir que cuando le ponen un traje
de apres-ski, la muñeca suda, como si tuviera calor.
[mano / ropa / cabeza / pecho]
Tesorero:
Yo no sé si la muñeca suda o no, pero sé de muy buena fuente que a veces Doña
Gertrudis toma el (4) __________ con ella, y que la muñeca toma su taza bien
caliente... [chocolate / jugo de
coco / té / café]
Vicepresidente:
¡Eso sí es verdad! Se lo sirven en un juego de (5) __________. También me han
dicho que a veces por las noches se oye a la muñeca llorar muy bajito.
[marfil / nácar / porcelana / plata]
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Parte IV: últimas noticias
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esta sección con detenimiento antes de contestar las preguntas de comprensión
En
febrero se perdió la última esperanza de enterrar a la muñeca como Dios
manda porque todos los párrocos de la zona se habían aliado en su negativa.
Una comisión del ayuntamiento vino a verla para que desistiese de la
absurda idea, y unos parientes su yos y de su marido se unieron para declararla incapacitada.
Gertrudis lo vio todo muy claro y se atrincheró aún más en su casona.
Su desconfianza llegó a echar a la calle a Benigna tras más de 25 años de
servicio, acusándola de un inexistente robo. Fue durante la semana de carnaval
cuando Gertrudis tuvo la idea de cómo adelantarse a los planes de sus enemigos
y librarla de la humillación pública de ser sacada de casa en traje de bodas y
paseada ante los libidinosos ojos de los vecinos. La noche del martes de
carnaval puso su plan en ejecución. Agarrando la muñeca por los pies la
arrastró hasta la cochera de la casa. Allí languidecía un mastodóntico
De Soto 12 cilindros, regalo de bodas de su padre. Recientemente Benigna,
alegando que lo podría manejar hasta el pueblo vecino para adelantarse a
la lenta distribución de las revistas, lo había resucitado con no poca ayuda
del mecánico local. Gertrudis descartó la espaciosa valija como
opción indigna y sentó a la muñeca en el asiento delantero. Luego engalanó
el auto con flores precipitadamente arrancadas del jardín. Con calma se vistió
el chaqué que su marido había usado en su boda y un improvisado bigote postizo.
Sentada al volante en la oscuridad de la cochera, abrazada a la muñeca,
esperó hasta la media noche y arrancó el motor. Con un crujido seco los
portones se abrieron de par en par ante el empuje del auto. El
pesado De Soto salió bamboleándose, dejando algunas flores al rozar con
los portones. A pesar de los años, Gertrudis recordaba las lecciones que su
padre le había dado al regalarle el auto. Creía también recordar las calles
del pueblo, pero ahora todas tenían nuevas casas y donde antes había campos en
que ella había jugado surgían ahora bloques de ladrillo. Algo
desorientada tuvo que retroceder varias veces para evitar las multitudes
de pierrots y arlequines, diablos y muertes, hombres travestidos
y mujeres semidesnudas. Aunque al principio el anacrónico auto cubierto de
flores pasó desapercibido, un niño vestido de ángel apuntó un dedo
acusador y exclamó: "Allá va la muñeca". En un segundo deformes
disfraces rodearon el auto e intentaban meter sus brazos por el resquicio
de la ventana para tocar a la muñeca, que sonreía indiferente a la multitud.
Pisó el acelerador a fondo y una pareja de arlequines estamparon sus caras desencajadas
de dolor contra el parabrisas, pero el potente De Soto los lanzó al pavimento.
Seguida por el grotesco cortejo de mujeres con barbas, hombres con pechos,
y máscaras sin rostro, Gertrudis enfiló la cuesta que conducía
al acantilado donde estaba el faro. Nunca quedó claro si la impericia
de Gertrudis al volante, el nuevo trazado de la carretera, la vejez del
auto o, simplemente, la mala fortuna hicieron que se saliera de frente en la
primera curva y se precipitase desde seiscientos pies de altura sobre las
rocas de la playa. No se pudo hacer nada hasta la mañana siguiente. El mar había
arrastrado los restos del coche de un lugar a otro y ni la muñeca ni el cuerpo
de Gertrudis estaban adentro. Varias semanas después, un turista asustado vino
a comunicar que el mar había arrojado a la playa el cuerpo de una ahogada.
Cuando el forense llegó, descubrió la muñeca, con el traje de bodas hecho
jirones, y la cara y las manos carcomidas por las rocas. En la
confusión del momento, como se hacía con los cuerpos de los ahogados, la muñeca
había sido conducida al depósito del cementerio donde amarilleó
durante varios meses en un rincón. Como el cuerpo de Doña Gertrudis no aparecía,
sus impacientes herederos decidieron finalmente hacerle un funeral solemne de
corpore insepulto. El enterrador había llegado a detestar la
mirada de cristal de la carcomida muñeca arrinconada en el depósito, así que
en el último momento metió el cuerpo en la caja vacía de Gertrudis. Los que
bajaron la caja notaron que pesaba mucho pero no dijeron nada.
FIN
Ahora,
conteste las siguientes preguntas:
¿Qué
pensaban de Gertrudis sus parientes?
a)
Que estaba loca
b)
Que no sabía nada de negocios
c)
Que era una santa
¿Por
qué despidió Gertrudis a Benigna?
a)
Por un robo
b)
Por haber cumplido los 25 años
c)
Porque no confiaba en nadie
¿Qué
ropa llevaba Gertrudis en el auto?
a)
El traje de boda blanco
b)
El traje de Antonio
c)
La ropa del mecánico
¿Qué
problema encontró Gertrudis para conducir?
a)
Había casas nuevas
b)
No sabía conducir
c)
El coche era muy viejo
¿Encontraron
el cuerpo de Gertrudis en el mar?
a)
Sí, con las ropas de Diana
b)
Encontraron sólo partes de su cuerpo
c)
No, sólo encontraron la muñeca
Documento 4: una noticia breve
El
periodista Alberto de la Torre, corresponsal de "La Voz Insular",
comenzó a redactar una noticia sobre el accidente de Gertrudis en su cuaderno
de notas. Por desgracia, Alberto se olvidó su cuaderno en un bar antes de
concluir la redacción del texto. Teniendo en cuenta lo leído en la parte IV de
"La muñeca", ayúdenos a reconstruir la información que falta:
Un
auto se precipita al mar con dos ocupantes
Ayer
noche, en la carretera del (1) __________ ocurrió
un trágico accidente de tráfico. [colegio
/ cementerio /casino / faro]
Un
automóvil marca De Soto, ocupado por un hombre y una mujer, se precipitó al
mar tras salirse en (2) __________ al
inicio de la carretera. No se saben las causas exactas del accidente, aunque se
sospecha un fallo mecánico o la influencia del alcohol.
[una recta / un cruce / una curva / un puente]
Algunos
vecinos oyeron el ruido del coche al precipitarse al mar por el acantilado y
estrellarse contra las rocas de la (3) __________ . Aunque acudieron a prestar
auxilio, no se pudo hacer nada hasta la salida del sol. [playa / obra /
carretera / montaña]
Esta mañana se ha recuperado el automóvil, pero no los restos de sus ocupantes, que probablemente han sido arrastrados por el (4) __________, o devorados por los muchos tiburones de la zona. [barco / viento / automóvil / mar]
Conteste
las siguientes preguntas sobre "La muñeca":
1.
Escriba un breve resumen del argumento en un párrafo, incluyendo sólo los
elementos fundamentales de la trama. Después, compárelo con los resúmenes de
otros estudiantes para ver si el resultado es similar.
2.
¿Cuál cree usted que es el tema principal de este cuento? ¿Cree que hay un
tema más importante que todos los otros? ¿Cree que es un tema tradicional en
la historia de la literatura, o un tema original?
3.
¿Cuál es el clímax (el momento culminante) de la narración?
4.
¿Cree que el final es abierto o cerrado?
5.
¿Qué personaje le parece más simpático? ¿Por qué? ¿Y el más antipático?
6.
Si usted estuviera produciendo una película basada en este cuento, ¿qué
actores y actrices elegiría para representar a los personajes principales? ¿Por
qué?
7.
¿Cómo es el lenguaje del cuento? ¿Simple? ¿Complicado? ¿Cuál es el aspecto
que encontró más difícil en el texto?
8.
¿Qué tipo de adjetivos predomina en el cuento? ¿Por qué selecciona el autor
este tipo de adjetivos?
9.
¿Cree que este cuento está escrito para un tipo determinado de lector? ¿Cómo
sería ese lector?
10. ¿Qué puede usted deducir sobre la visión del mundo que tiene el autor? ¿Cuáles cree usted que son sus ideas sobre los temas que trata?
Para hacer en clase:
Después de leer el cuento, escriba un breve
cuento de ficción sobre una fiesta de carnaval. En el carnaval, todos
están disfrazados y su comportamiento no es el habitual, por eso pueden ocurrir
grandes confusiones y cosas sorprendentes.
Imagine de qué iría vestido usted y cómo irían vestidos sus amigos. ¿Qué
confusiones podrían producirse con los trajes seleccionados? ¿Qué
consecuencias podrían tener estas confusiones?
-El comienzo del cuento debe describir los disfraces de cada personaje.
-El nudo o desarrollo del cuento es la fiesta en la que se encuentran y donde
comienzan las confusiones.
-El desenlace incluye las consecuencias de las confusiones.
Tenga en cuenta que un cuento es un género muy complicado, en el que es
necesario incluir muchas partes: breves retratos para introducir algunos
personajes, breves descripciones de los lugares cuando sea relevante,
conversaciones entre diversos personajes, descripciones de objetos importantes
en la acción y, ante todo, una narración clara y concisa de la acción en la
cual se encajan las otras piezas.
Este cuento debe ser cómico y ligero, y por eso es importante que todas las
piezas sean breves y claras, pero el conjunto del texto será necesariamente más
largo que para los otros ejercicios.
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Este proyecto pedagógico ha sido realizado por José Luis Martín (Ohio State University) y Enrique Fernández (University of Manitoba). Agradeceríamos que nos enviara sus opiniones y sugerencias. Nuestras direcciones de correo electrónico son:
martin.812@osu.edu
fernand4@cc.umanitoba.ca
Septiembre