La muñeca

por Enrique Fernández  

Parte I: biografía de Gertrudis

Lea esta sección con detenimiento antes de contestar las preguntas  

Hacía 35 años que Doña Gertrudis Guerrero vivía sola en su casa. Su soledad era elección propia pues tenía desperdigados por la isla multitud de parientes ansiosos de acoger en su casa a la adinerada parienta. Gertrudis vivía sola y sin salir de su casa desde hacía 35 años por causa del "sinvergüenza de su marido", como solía referirse al ya difunto. Era la heredera única de un no despreciable pecunio de gallegos ahorradores. Como su madre había muerto de sobreparto, se crió en un internado de la capital. Durante una de sus estancias veraniegas en el pueblo se casó con Antonio Martí, mozo de tienda de la ferretería paterna. Antonio causaba estragos entre las jóvenes del pueblo con sus ojos verdes y su sonrisa de dientes blanquísimos. Un roce accidental con Antonio al ir a buscar unos clavos al otro lado del mostrador, seguido de una mirada y una sonrisa, condujeron a los hechos que hicieron que Gertrudis anunciara a su padre su decisión irrevocable de casarse con Antonio o meterse a monja en la capital. El padre, deseoso de un heredero varón que continuase con el negocio familiar, prefirió aceptar el ultimátum por más que desconfiara de Antonio. El banquete de bodas fue de lo mejor que se recuerda en el pueblo ya que el ahorrador gallego no escatimó en la boda de su hija única. Este exceso, junto con la abundante comida y bebida, tuvieron un letal efecto sobre él, y a la semana expiró sobre el mostrador de la ferretería mientras cortaba una bobina de alambre con unos alicates. Sus temores se mostraron fundados pues a los pocos meses de la boda Antonio empezó a faltar a sus deberes al lecho conyugal más de lo esperable. Un alma caritativa envió a Gertrudis una nota diciéndole que su marido se veía al anochecer con una hermosa mulata viuda en un barracón para depósito de mercancías que el padre de Gertrudis había construido en la playa. Esa misma tarde Gertrudis descubrió la horrenda verdad espiando entre las tablas mal clavadas del barracón. Tras considerar soluciones que pasaban por diferentes combinaciones de muertes y suicidio, se limitó a atrancar por dentro la puerta de casa. Al llegar Antonio e intentar entrar, Gertrudis le dijo desde el balcón que para ella él estaba muerto, que nunca más se le acercara. Por más que Antonio lo desmintió todo, pidió perdón, la miró con sus ojos verdes y, finalmente, amenazó, nada valió. Durante varias semanas Antonio no desistió, pero Gertrudis clavó ventanas y puertas tan concienzudamente que éste no logró acceder a la casa en ninguno de sus intentos de asalto. Además, el difunto gallego había dejado una cláusula en su testamento que aseguraba a su hija la propiedad exclusiva de su herencia. Antonio y su mulata dejaron el pueblo, y años después la mató en un motel de Miami al sorprenderla con otro y luego se suicidó. Gertrudis, por una mezcla de miedo infundado y vergüenza, nunca volvió a salir de casa. La casona heredada de sus padres tenía un bonito patio interior con palmeras y jardín que hacían su encierro más llevadero. La ferretería la arrendó a unos parientes que le pagaban la renta puntualmente. Si necesitaba algo del mundo exterior, se comunicaba por el balcón del segundo piso con las muchas recaderas del pueblo que le traían lo necesario. Al cabo de unos años contrató a Benigna, una mujer de pocas luces y palabras con la que había jugado en su infancia. Sólo un reducido círculo de amigas eran aceptadas en su fortaleza. Encerrada en la casona por decisión propia, Gertrudis pasó los años entre las labores domésticas, el piano, los solitarios y las interminables partidas de parchís con sus visitas. Este encerramiento la hizo retroceder a sus aficiones de niña y sacar de los baúles muñecas que la llegada de Antonio había arrinconado.

 

Ahora, conteste las siguientes preguntas:  

¿Por qué aceptó el padre la boda de Gertrudis?  

a) Porque Antonio era un buen novio

b) Por que quería un nieto

c) Porquenecesitaba a Gertrudis en la ferretería  

¿Por qué murió el padre de Gertrudis?  

a) Por los excesos del día de la boda

b) Por accidente laboral, cortando cables

c) Por los disparos de Gertrudis  

¿Por qué se encerró Gertrudis en su casa?  

a) Su marido la abandonó

b) Su marido se  suicidó

c) Su marido no le era fiel  

¿Qué efecto produjo el encierro en su psicología?  

a) Se hizo más madura

b) Se volvió más violenta

c) Regresó a su infancia  

¿Cómo aliviaba Gertrudis la soledad de su encierro?  

a) Plantando palmeras y otros árboles

b) Recibiendo vivitas

c) Gestionando sus negocios  

Documento 1: una carta muy personal

Entre los papeles de Gertrudis, se encontró una carta, ya amarillenta, firmada por "un alma caritativa"; algunas palabras fueron borradas por las lágrimas que cayeron sobre el texto, pero quizá usted pueda ayudarnos a reconstruirlas: elija las palabras que mejor encajen en la carta, segun lo leído en la parte I de "La muñeca":  

Doña Gertrudis,  

he de avisarla de una grave situación que pone en peligro su felicidad y su fortuna.  

De un tiempo a esta parte, la (1) __________ de Edelmiro ha estado recibiendo visitas de su esposo de usted. Tan poca discreción tienen, que el asunto ya es conocido por todo el pueblo y no se habla de otra cosa en el casino.  [ hija / esposa / viuda / amante]  

Si valora en algo el buen nombre de su familia, vea por sí misma esta tarde. A las ocho en punto, acuda sin falta al (2) __________ amarillo que construyó su padre en la playa.  [club / barracón / hotel / puesto]  

No se deje hechizar de nuevo por esos grandes ojos (3) __________, le va en ello la honra.  [azules / zarcos / negros / verdes]  

Sé que algún día me lo agradecerá,  

Un alma caritativa

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Parte II: retrato de la princesa

Lea esta sección con detenimiento antes de contestar las preguntas de comprensión  

Otro de sus pasatiempos era leer la prensa del corazón. Los grandes romances y bailes de la realeza de Europa le servían para aliviar la monotonía de sus días. La princesa Diana de Gales, con su candorosa sencillez, era sin duda su favorita. Estudiaba atentamente sus vestidos y sus gestos en las fotos a todo color de las revistas. Había ido acumulando desde juegos de té con las caras de la familia real hasta figurinas de porcelana de la princesa y Charles. Pero la joya de su colección era sin duda la muñeca de tamaño natural. A pesar del astronómico precio no dudó en pedir por correo aquella reproducción de la princesa de sus sueños. Cuando al cabo de varios meses llegó la enorme caja al depósito postal del pueblo, una comitiva de ciudadanos acompañó al cartero, que para llevarla hasta la casa de Doña Gertrudis tuvo que tomar prestado el carrillo que usaban en la iglesia para sacar las estatuas de los santos en las procesiones. Una comitiva de vecinos escoltó la caja hasta la puerta de la casona, que Benigna abrió mientras Gertrudis, desconfiada, espiaba detrás de las cortinas del balcón. Siguiendo instrucciones de Gertrudis, Benigna hizo descargar la caja justo a la entrada del portal y cerró la puerta para decepción del cortejo de curiosos. Las dos mujeres desclavaron la tapa y desembalaron nerviosas la muñeca, aún más real de lo que el anuncio decía. El color de carne pálida era exactamente el que correspondía a un miembro de la realeza europea, así como el elegante pelo corto con flequillo levantado, y sus ojos de cristal daban la sensación de que las seguían cuando se movían por la habitación. El traje de bodas con que la muñeca estaba vestida requirió algunos arreglos de Gertrudis, pues el viaje había causado algunos desperfectos en las delicadas gasas. Mientras le arreglaba el vestido, Gertrudis le puso una de sus mejores batas de casa. Debajo del vestido de novia la muñeca llevaba ropa interior de seda como correspondía a una noche de bodas real, atrevidas fantasías de color rojo púrpura que le hicieron recordar las más decentes que ella había usado para ocasión semejante. Inspirándose en los que veía vestir a la princesa en las revistas, Gertrudis fue confeccionando diferentes modelos para la muñeca: un elegante traje de chaqueta corto oscuro para recepciones informales, un vestido de noche con los hombros al aire para los bailes y cenas de gala, y un cómodo mono de apres-ski, probablemente demasiado caliente para el clima de la isla.  

Ahora, conteste las siguientes preguntas:  

¿Era la muñeca la única figura de Diana en la casa?  

a) Sí

b) No

c) Sólo por un tiempo  

¿Cómo transportaron la muñeca hasta la casa?  

a) La pusieron en el carro de los santos

b) El cartero la llevó en su carro

c) Los vecinos la llevaron a hombros  

¿Cómo era la muñeca?  

a) Ligeramente similar a Diana

b) Similar a Benigna, la criada

c) Muy similar a Diana  

¿Qué ropa venía incluida con la muñeca?  

a) Numerosos vestidos

b) Un traje de bodas

c) Un mono de apres-ski  

¿Quién arregló los desperfectos en la ropa?  

a) Benigna, la criada

b) Gertrudis

c) Benigna y Gertrudis